Fue un valeroso guerrero, orgullo de nuestro pueblo y ejemplo de honor y dignidad por ser el primer soldado ecuatoriano defensor de nuestro territorio.

Durante el siglo XV al producirse la conquista incásica al mando de Túpac-Yupanqui, el pueblo cañari dio una muestra de su coraje y poder porque al mando del cacique Duma no solo que lo detuvieron a Túpac-Yupanqui en los límites del Azuay sino que les ocasionaron vergonzosa derrota saboreando por primera vez la amargura del fracaso.

Túpac-Yupanqui guerrero astuto y precavido optó por dar marcha atrás y regresar al Cuzco para rehacer su ejército reforzando con mayor número de guerreros; pero el sagaz y prudente Duma, determinó ahorrar un inútil derrame de sangre y despachó embajadas que concertasen una paz sin sometimientos.

Túpac-Yupanqui se negó a confiar en la palabra de guerreros tan alertos, entonces el Jefe Sigseño envió como rehenes a un hijo y un hija al igual que lo hicieron lo demás jefes de la Confederación.

Al amparo de esa seguridad una escogida misión de “orejones” pasó a Chobshi residencia de Duma, a sellar el pacto, y en vía de refrendación dedicaron una gran cadena de oro a la culebra sagrada de Ayllón, erigieron un adoratorio al Inti en la cumbre del cerro Huallil e hizo edificar el inca un hermoso palacio para alojamiento del inca y su tropa.

De este modo Duma no solo conservaba su poder sino que le evitaba a su pueblo los horrores de la guerra y la venganza de sus derrotados adversarios.

Muchos historiadores como Monseñor González Suárez, los padres Arriaga y Matovelle, Cordero Palacios y sabios extranjeros al hablar sobre los cañaris han dicho: un pueblo que jamás fue totalmente sojuzgado ni por los incas ni por los jíbaros. Muy por el contrario, confederados entre sí, unidos y bajo el mando del hábil cacique Duma derrotaron a los incas y a cuantos pretendieron conquistarlos.

Con Quisquis, Rumiñahui, Epiclachima, Duma es un auténtico héroe nacional digno de codearse con los héroes aborígenes de América.