| IArrullada por dulce murmullo
 de los juguetones riachuelos,
 duerme Loja, sin tristes desvelos;
 que atormenten su leal corazón,
 y los genios del bien complacidos,
 le derramen diluvios de flores,
 mientras cantan sus tiernos amores
 aves mil de variado color.
 | IIISomos hijos de Loja, y debemos
 procurarle continuo adelanto;
 que no cese el cantar sacrosanto
 del trabajo, que es vida y honor.
 Fomentemos las artes, la industria;
 el saber tenga aquà su morada;
 y la frente en sudor empapada,
 sólo sepa inclinarse ante Dios.
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 | IICusibamba llamaron los Shyris,
 al risueño vergel donde ahora,
 entre arrullos del lÃmpido Zamora,
 alza Loja tu férvida voz;
 hubo allà tantas aves y flores,
 que en un rato de intensa alegrÃa,
 -surja aquà la Ciudad de MarÃa-
 dijo el bravo y creyente español.
 | IVEn presencia del cielo ofrezcamos,
 si es preciso, perder nuestra vida,
 para dar gloria a la Patria querida,
 do hemos visto la lumbre del sol.
 Conseguir su adelanto juremos,
 proscribir lamentables rencores,
 endulzar los fraternos dolores,
 y estrechar nuestros lazos de unión.
 
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